Tuesday, February 28, 2006

Hoy me pasó algo que seguramente tiene que vivir todo alumno para tener una experiencia universitaria completa: salí de mi casa 25 minutos antes de que empezara mi clase! Y todos sabemos que en la Ciudad de México eso indica en un 99% de las ocasiones que no llegaría a mi clase ni volando ¿verdad? Pues obviamente no llegué a tiempo, pero me salvó el hecho de que soy una de las últimas personas de la lista de asistencia y me ahorré una falta innecesaria! (bueno, una falta que seguro usaré para algo más útil). Solo un alumno con ese tipo de presión sabe lo milagroso que es cuando el Periferico misteriosamente está vacío y cuando encuentra un lugar en el segundo piso del estacionamiento.
Me di cuenta que esto de la estudiada tiene un lado que pasa desapercibido, o sea hay cosas que aprendemos sin darnos cuenta. Por ejemplo, todos nos quejaríamos si tuvieramos que dormir en un lugar que no fuera nuestra cama ¿a poco no? Pero en la escuela nos conformamos con un sillón de la biblioteca (por mas chuecos que nos acomodemos), un cachito de pasto, el asiento trasero del coche (que es de los mejores lugares según mi propia experiencia) o ahi mismo en el salón. Pero esto tiene su chiste, claro. En el coche tienes que esconderte de los de seguridad para evitar la molestia (y el susto) de que te toquen el vidrio incesantemente y literalmente te corran de él. En el salón es todo un arte poder disimular que estás viendo tu cuaderno cuando en realidad estás aprovechando para "descansar los ojos".
Otro ejemplo es la facilidad para correr de un edificio a otro mientras cierras tu mochila, subir tres pisos y llegar antes de que el profe cierre la puerta del salón. El tráfico queda corto de los obstáculos que nos encontramos entre clases, que si el amigo, que si ya imprimiste la tarea, que si quieres ir al baño o comprar una coca. ¡Y nosotros que siempre nos quejamos de la poca condición física que tenemos!
¿Que tal cuando se nos olvida que tenemos que presentar una lectura? No se de donde pero a veces nos ilumina alguna luz divina y empezamos a hablar de cosas que aunque según nosotros no tienen relación con el texto y al maestro le fascina!
Los trabajos en equipo, aparentemente un fundamento de nuestra preparación académica, tampoco se han escapado del ingenio estudiantil. Las reuniones de equipo se hacen por messenger o de plano aplicamos la de a ti te toca leer esto, tu redacta lo otro, tu junta la presentación y tu corrige el documento y tan tan! Lo que aparentaba ser un martirio se convierte en una simple asignación de roles y obligaciones.
La dieta estudiantil también es impresionante (aunque probablemente todos ya hayamos sufridos sus consecuencias). Una coca o un café son los elementos necesarios para soportar varias clases a pesar de haber dormido menos de 6 horas. Los tacos de canasta, las papitas, donitas y cualquier otra cosa que encontremos en las gloriosas "maquinitas" son como ver un oasis en el desierto.
Si tu has vivido alguna de estas experiencias básicas como alumno, ¡Felicidades has sobrevivido a la experiencia estudiantil! El futuro será más exigente, pero dudosamente tendrá un horario tan exigente. Y si no, ya les avisaré.

En clase de Escenario de Europa. De izquierda a derecha yo, Erik (atrás), Lee (adelante,) Zoomy (atrás), Agus, Cynthia (atrás) y Dora

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