Monday, June 19, 2006

Evento #3: Misión Imposible IV
¿Cuantas veces hemos pensado lo padre que sería tener una verdaderamente buena excusa para dejar de hacer algo que talvez no nos agrade mucho? Miles. Pues algo así le pasó a Lulú hace unos días; poco sabía que Nieves (ahora también conocida como Tomas Cruise) descubriría uno de sus talentos escondidos con tal de remediar su excusa.
Una tarde, cerca de las seis, decidimos bajar a correr (casi siempre bajámos pasando las ocho). Le echamos un grito a Hugo para avisarle, pero él sólo se reía y decía que Lulú no podía salir. Un rato después insistió matado de la risa. Por fin le preguntamos "¿Y por qué no puede?" interrogamos curiosamente. "¡No puede salir de su cuarto!", nos respondió soltando una carcajada. "¿Cómo que no puede salir? ¿Pues que le hiciste?" preguntamos imaginando que era una de las famosas bromas de Hugo. "No puede abrir la puerta" respondió con una tranquilidad que nos hizo pensar que estaba diciendo la verdad. Pues dicho y hecho. De alguna manera, todavía sin que nosotros sepamos cómo, la puerta del cuarto de Lulú se había atascado, atorado, pegado. Obvio lo primero que se nos ocurrió fue empujar con mucha fuerza y así como el lobo de los tres cochinitos empujamos, empujamos y empujamos pero no pasó nada. Ni con nuestro tan sofisticado equipo (léase desarmadores) pudimos siquiera remover la chapa para después quitar la puerta. Le pasábamos herramientas a Lulú por debajo de la puerta y ella tampoco lograba ningún avance.
Fue en ese momento que Nieves, Adri y Hugo decidieron hacer uso de sus tácticas de escape e infiltración para saltar de la ventana de Hugo hacia la terraza que estaba en su exterior. Desafortunadamente la terraza terminaba poco antes de la ventana de Lulú, es decir, abajo de la ventana de Lulú no había piso (bueno, sí había pero era el piso del jardín que se encontraba un piso debajo de nosotros). Llenos de valentía y con una flexibilidad gimnástica, los tres logramos por fin treparnos a la ventana de Lulú y meternos a su dormitorio. Si no hubiera sido por el ingenio mecánico de Nieves, todo lo anterior hubiera sido inútil. Después de varios intentos, usando sólamente los desarmadores que traía y con el tema principal de Misión Imposible de fondo (gracias al celular de Huguito), logró remover las bizagras y acabar con el enclaustramiento de Lulú.
Después, presumimos un poco nuestro logro y (para desgracia de Lulú) recordamos que todo se había hecho inicialmente con la intención de emprender nuestra típica corrida nocturna. Lo diferente de esta ocasión fue que pareció más un maratón victorioso (de esos que hacen los jugadores de fútbol alrededor de su cancha) que un ejercicio cardiovascular.

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